La importancia de la descentralización de las decisiones administrativas relativas a los procesos electorales locales o subnacionales encuentra un actor nuevo en los OPLES que consolidan su institucionalidad y establecen lazos de confiabilidad con la sociedad para garantizar elecciones con integridad.

En México, a las autoridades electorales subnacionales, se las conoce desde el año 2014 como Organismos Públicos Locales Electorales, “OPLEs”. Sin embargo, estas autoridades administrativas locales, encargadas de organizar las elecciones de gubernaturas, ayuntamientos y legislaturas locales no nacieron en 2014, hoy en día la gran mayoría de estos Institutos electorales están cumpliendo 25 años de existencia y cuentan con grandes historias de éxito.

Hace poco más de dos años escribí sobre el futuro que en aquel entonces se vislumbraba para los Organismos Públicos Locales Electorales, los llamados “OPLEs”.

Desde la reforma constitucional de 2014, han existido voces que no les daban mucho tiempo de vida y esperaban (y siguen esperando) con ansias un mal desempeño por parte de estos para justificar su desaparición y centralizar las elecciones de todo el país en el Instituto Nacional Electoral “INE”; un mal desempeño que a la fecha no ha llegado.

Es una cíclica tradición en nuestro país que después de cada elección de Presidente de la Republica se hagan reformas electorales. A siete años de la gran reforma vale la pena darle seguimiento al actuar de los diferentes actores del Sistema Electoral Nacional, en particular a los encargados de organizar y llevar a cabo las elecciones locales, los OPLEs.

Al amparo del nuevo esquema electoral, el cual tiene como principal herramienta la coordinación entre el INE y los OPLEs, el INE como autoridad rectora ha instrumentado un sin número de procedimientos, guías, formatos, sistemas informáticos y en pocas palabras todo lo que hasta el momento se ha requerido para el buen funcionamiento de este Sistema Electoral Nacional. Por su parte, los OPLEs han tenido que ir haciendo los ajustes necesarios para combinar, por un lado, los estándares solicitados por el INE y, por otro, atender las diferentes y particulares idiosincrasias de cada entidad, así como acatar la legislación local.

Quizá pueda sonar un tanto sencillo lo anterior, pero debemos tener presente que muchas veces la forma es fondo, así en lo político como en lo electoral, un manual elaborado en el centro del país puede indicar que al llegar se debe saludar, pero no puede decir qué palabras usar para dicho saludo, pues en cada región y cada entidad se saluda de manera diferente, quizá un “buenas tardes” sea lo más común en muchas partes, pero no dudo que un “Quiúbole” sea mejor visto y bien recibido en algún lugar de nuestra amplia geografía nacional.

Así las cosas, hasta la fecha se han realizado diversas elecciones, en las que se incluyen dos elecciones concurrentes (cuando se eligen cargos federales y locales el mismo día). En términos generales las elecciones locales han salido muy bien, como todo lo realizado por el ser humano siempre será perfectible, y quienes forman parte de los OPLEs trabajan día a día para ello, el análisis y la evaluación continua reditúan en una mejora constante.

Será muy difícil que todos estén de acuerdo en tal aseveración, sobre todo a quienes no les alcanzaron los votos para ganar las diferentes contiendas electorales que se han dado, en particular aquellas en las que la diferencia de votos entre el primero y segundo lugar ha sido muy poca y por ello se acusa a la autoridad, y se la acusa de todo, hasta de cuestiones en las que no tiene atribuciones; siempre será más fácil manchar la reputación de la autoridad que asumir la derrota. Para la autoridad electoral no hay mejor escenario que una victoria contundente sin importar la fuerza política que la obtenga.

Es indispensable planear sobre el buen futuro de los OPLEs, hoy en día no se puede hablar de injerencias políticas por parte de los gobiernos locales como en la exposición de motivos que sustentó la reforma político electoral de 2014; por el contrario, se deben encontrar los mecanismos para seguir fortaleciendo su autonomía y que esta no tenga relación alguna con el tema presupuestal como lamentablemente ha pasado en algunas entidades, prueba real de que las autoridades electorales locales no están al servicio del gobernante en turno.

Poner a los OPLEs en un lugar privilegiado dentro de la agenda electoral, así como en la vida democrática del país, es apostar al fortalecimiento del federalismo y la independencia de las autoridades; es por ello que hoy se tiene la gran responsabilidad de buscar la continuidad del aún novel Sistema Electoral Nacional. Debemos, si es necesario, defender a todos estos organismos públicos con bases sólidas. Es importante seguir fortaleciendo su identidad local como autoridad electoral, reconociendo las diversas aportaciones al sistema electoral mexicano, pues han sido innovadores en distintas materias y han desarrollado un sentido de pertenencia de forma regional, lo que los ha posicionado como conocedores de las características y rasgos de su territorio, así como de sus particularidades.

No se puede retroceder, estamos en la etapa de maduración de una reingeniería integral en la que los procesos de identidad siguen día a día formando la personalidad de nuestra democracia; así como la imagen de cualquier institución no solo se constituye por el contexto real y objetivo, sino por el imaginario y sustantivo, es decir, el de las percepciones que existen como referentes de algo, la confianza de la ciudadanía es de vital importancia y esta se fortalece con resultados como los que se han obtenido.

Esta transformación ha permitido generar las condiciones necesarias para que las elecciones de las legislaturas locales y de los integrantes de los ayuntamientos sean vistas con otra perspectiva, es decir, con legitimización, acrecentando la confianza en los órganos electorales al tiempo que se han ido perfeccionando los mecanismos e instrumentos necesarios para garantizar que los comicios sean organizados, desarrollados y vigilados por la ciudadanía y con la observación de todos los partidos políticos.

Lo anterior contribuye positivamente en la forma de organizar las elecciones, los Institutos electorales locales se han profesionalizado, se ha hecho patente el uso de la tecnología al compás de que se genera un sentido de identidad regional.

Se han elaborado instrumentos normativos con base en las características y legislaciones propias de cada entidad, para poder llevar a cabo el desarrollo de las distintas etapas del proceso electoral, entre los que se encuentran aquellos relativos a la integración y la instalación de mesas directivas de casilla, la capacitación electoral a los funcionarios, el desarrollo de sus sesiones de cómputo, la impresión de documentación y producción de material electoral, el desarrollo de sus programas electorales preliminares, así como sistemas de seguimiento para la propia jornada electoral.

Por lo que, la experiencia local ha permitido la organización de comicios locales con una amplia aprobación por parte de la sociedad y de los actores que en el proceso intervienen.

En conjunto, estos elementos permiten generar las condiciones de seguridad necesarias para que los resultados electorales sean aceptados, independientemente de quien sea el ganador, si bien la alternancia en el poder no depende de los Órganos Electorales Locales, lo que si depende de ellos es el generar las circunstancias necesarias para que la ciudadanía reconozca que la voluntad que deposita en las urnas sea la única que decide quien gobierna.

Es bien conocido que las personas tienden a crear una concepción propia con base en factores no siempre directos, sino muchas veces indirectos. En este caso, el conocimiento directo que sería lo netamente electoral pasa a segundo plano y se construyen idearios con base en la opinión de terceras personas o fuentes secundarias. Se puede decir que la construcción de la percepción es resultado de una cadena informativa alimentada por innumerables factores: actores y partidos políticos, ganadores y perdedores, noticiarios, comentarios de amigos o familiares, experiencias propias, obra editorial y por supuesto, las redes sociales.

En la Psicología, el concepto de personalidad hace referencia a una organización dinámica, que designa al conjunto de características de una persona. Hay dos aspectos inherentes al concepto de personalidad: distinción (diferencia entre un individuo de otro, o de un estado a otro para el caso concreto) y persistencia (constancia, permanencia y congruencia del comportamiento, que mantiene relativamente estable la personalidad, a través del tiempo). Ambos aspectos resultan de vital importancia en el proceso de construcción de la identidad; a lo largo de estos 25 años de existencia, los organismos locales cuentan con presencia, personalidad e identidad propias.

Si bien es cierto que el que puede lo más puede lo menos “a maiori ad minus”, también es una realidad que el que puede lo más, no necesariamente lo puede todo. Tanto la autoridad nacional como la local requieren fortalecerse más allá de lo temporal que puedan ser los tiempos electorales. Debemos desde todos los niveles de decisión buscar el fortalecimiento en el aspecto local, que quienes votan en los Consejos Generales de los OPLEs se sepan acompañados y respaldados tanto por la autoridad nacional como por las diferentes fuerzas políticas con representación en cada estado, para que sigan ejerciendo sus facultades y tomen decisiones propias en el marco de sus propios principios rectores y así se fortalecerá en su conjunto el Sistema Electoral Nacional, el cual debe administrase sin intervención ni influencia externa.

La elección del 6 de junio de 2021 será la más grande en la historia de México, tanto por el número de electores, casi 95 millones, como por los 24,896 cargos que estarán en disputa en todo el país. De este gran universo, al nivel federal corresponden las 500 curules de la Cámara de Diputados, los otros, más de 24,000 cargos son a nivel local, entre los que destacan 15 gubernaturas, 1,063 diputados de 30 congresos locales, 1,926 presidencias municipales acompañadas de los miembros de los Ayuntamientos de 30 entidades.

Como dato adicional, el 6 de junio se instalarán un aproximado de 161,550 casillas, y fungirán como funcionarias y funcionarios de casilla un millón de ciudadanos.

 

Diego García Vélez

Lic. en Administración de Empresas, con Maestría en Administración Electoral. Actualmente cursa la Licenciatura en Derecho. Cuenta con diversos diplomados, cursos y talleres en materias de Administración Pública, Responsabilidades Administrativas, Electoral y de Alta Dirección. Desde 2014 es Secretario Particular de la Presidencia del Consejo General del Instituto Electoral del Estado de México y participa en Órganos Colegiados como el Comité de Transparencia y preside el Subcomité de Gobierno Digital. De 2008 a 2014 colaboró en el Instituto Electoral del entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México como Subcontralor de Auditoría y Subcontralor de Normatividad y Atención Ciudadana. Articulista y columnista de medios como el periódico El Universal, las Revista SIGNUM Comunicación Política, Ayuntamientos de México y los sitios de Internet SDP, Mexican Times, entre otros. Integra la Junta Directiva de la CAOESTE en tanto representante de México.