Informe de Trabajo [2021]

 Informe de Trabajo [2021]

La conquista de derechos políticos por parte de las mujeres no es una novedad en los países de América latina. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer en cuanto a diferentes desafíos. Tras realizar un análisis de esta situación que aún se muestra desventajosa para las mujeres, y haciendo énfasis en las barreras que impiden el surgimiento de liderazgos de las mismas en nuestros países, es que decidimos poner en marcha el Observatorio de Mujeres y Política dentro de Transparencia Electoral.

Es fundamental entender que a pesar de que tenemos grandes conquistas en el camino hacia la igualdad de género, la representación política sigue siendo en su mayoría masculina. Un dato simple pero muy revelador es que en la actualidad no hay ningún país en Latinoamérica presidido por una mujer. Y no solo en los ejecutivos de los Estados sino también en el resto de los poderes las mujeres estamos subrepresentadas.

Por otra parte, en la región menos del 30% de los cargos de máxima autoridad en los partidos políticos están en manos de mujeres y es aún menor la cantidad de partidos que cuentan con principios de igualdad de género en sus cartas orgánicas. Situaciones similares se dan en otros ámbitos de representación como los sindicatos, los consejos de profesionales o los movimientos sociales.

Es claro que aún persisten desigualdades de género. El problema es que esta situación limita el pleno ejercicio de los derechos políticos de las mujeres. Y uno de los factores limitantes de la participación en igualdad de condiciones es la violencia machista, manifestación de la discriminación hacia las mujeres en política que se basa en las desigualdades de género.

La paridad, no solo en las listas, sino en la política en general requiere de abordajes integrales. En esos abordajes deben estar contempladas cuestiones como el acceso igualitario a las instituciones del Estado y a las organizaciones políticas y también que esa participación esté libre de discriminación y violencia.

El acoso, la instigación y la intimidación, la misoginia y los micro machismos, son prácticas enraizadas profundamente a la cultura política patriarcal que se producen y reproducen en el ámbito institucional y/o partidario. Esta cultura desalienta la participación política de las mujeres.

La creación de este Observatorio no es simplemente la declaración de una voluntad, sino que lo que esperamos es analizar, de manera interseccional, y trabajar sobre las diferentes situaciones en los países de Latinoamérica (con las particularidades y los desafíos comunes que detectamos y seguiremos detectando en el camino) que hoy en día constriñen el funcionamiento democrático en toda la región.

A los desafíos que tenemos por delante los podemos resumir en: impulsar el debate en el ámbito público sobre la violencia política contra las mujeres, promover el tratamiento y sanción de protocolos partidarios y leyes en contra de este tipo de violencia. Y, por último y como síntesis de lo demás, promover la participación de las mujeres en política, derribando estereotipos de género e impulsando su protagonismo en los diferentes ámbitos políticos, impulsándolas a asumir más responsabilidades y cargos de poder, democratizando la participación para pasar de una igualdad formal a una igualdad real

Estos desafíos hacia la democratización se hacen aún más grandes en países de la región en la que la democracia se ve especialmente amenazada, como Cuba o Venezuela. En este año 2021 en Latinoamérica hemos vivido grandes conmociones, y desde el Observatorio buscamos acompañar a todas aquellas mujeres que hoy se enfrentan a diferentes tipos de opresión.

Estas brechas aún presentes en nuestros sistemas políticos revelan la necesidad de analizar estos desafíos y deudas actuales para proponer estrategias y presentar información que permita establecer canales de acción para la búsqueda de soluciones desde el Estado, la academia y la sociedad civil, a través de un análisis con perspectiva de género y con una visión interseccional.

Las desigualdades comienzan en la sociedad y se trasladan a la política, donde muchas veces se refuerzan. El cambio tiene que ser estructural.

[Prólogo – Por Valentina Cuevas, Coordinadora del Observatorio de Mujeres y Política de Transparencia Electoral]

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