Tras la falta de transparencia e imparcialidad en el manejo del anterior Tribunal Supremo Electoral y tribunales departamentales las elecciones subnacionales se plantean como una instancia para encaminar la regularización del proceso democrático. El voto diferenciado de Gobernador y asambleístas, la segunda vuelta electoral, el principio de paridad y alternancia, los escaños reservados para la representación de los Pueblos indígenas Originario Campesinos, son las características sobresalientes de la reforma constitucional de 2009 que involucra este nuevo proceso.

En Bolivia, las elecciones subnacionales del 7 de marzo de 2021 cerrarán un ciclo electoral de larga duración dada la complejidad de eventos que antecedieron su convocatoria. Inicialmente, éstas debieron realizarse el primer trimestre de 2020. Sin embargo, la severa crisis política post electoral que siguió a las fallidas Elecciones Generales presidenciales y legislativas de octubre de 2019, y su posterior anulación, obligaron a la convocatoria de nuevas elecciones generales para octubre de 2020 tras la renovación total del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y los tribunales departamentales, tras evidenciarse la gestión poco transparente y parcial de las anteriores autoridades electorales.

Con estos antecedentes, no fue fácil allanar el camino que posibilitó aprobar por unanimidad la ley 1270 de prórroga del mandato de autoridades electas nacionales que concluía el 22 de enero de 2020, así como de las de nivel departamental y municipal. La prórroga, con carácter excepcional, del mandado de autoridades respondió a la urgencia para evitar un posible quiebre del Estado de derecho y la institucionalidad del país luego de 38 años ininterrumpidos, aunque con crisis cíclicas, de vida democrática. A estos factores por demás complejos, se sumó el efecto disruptivo producido por la pandemia del Covid- 19 derivando en una crisis múltiple y simultánea (sanitaria, económica, política y social) sin precedentes, hecho que obligó a la adopción de medidas y protocolos de bioseguridad en distintos momentos clave del calendario electoral de los comicios nacionales y ahora sub nacionales.

En las siguientes líneas se revisarán brevemente los aspectos políticos y electorales más relevantes del proceso en curso[1]. Será particularmente ilustrativo revisar el comportamiento comparativo del voto nacional y de entidades autónomas territoriales subnacionales en el pasado reciente, así como los desafíos que conlleva esta cita democrática con miras a la configuración del campo político subnacional y la gestión coordinada multinivel del estado. Son varios los estudios que demuestran el lento y contradictorio avance en la construcción del Estado plurinacional con Autonomías constitucionalizado desde febrero de 2009[2], su despliegue ha sido limitado debido a las pulsiones centralistas del sistema presidencialista reforzado bajo el liderazgo de Evo Morales a la cabeza del Movimiento Al Socialismo (MAS) como partido predominante del sistema político. No es casual que se haya definido al modelo boliviano autonómico como un modelo tutelado y políticamente, adverso a la convivencia con actores no oficialistas.

Los comicios electorales 2121 en cifras

Con un padrón electoral de 7.167.559 ciudadanos registrados en el pais y conforme a los datos reflejados en el diagrama adjunto al presente texto, se elegirán 336 gobiernos municipales, nueve gobiernos departamentales y un gobierno regional en el departamento de Tarija, esta ultima una modalidad híbrida de autonomía contemplada en el ordenamiento autonómico.

La elección de los nueve gobiernos departamentales ha sido la novedad política desde la aprobación constitucional de 2009. Este nivel gubernativo se basa en algunas normas comunes entre las que se destacan: la disposición constitucional del voto diferenciado y en papeleta separada  para el Gobernador respecto a los miembros de las respectivas Asambleas; la implantación de  la segunda vuelta electoral con umbral reducido en caso que el ganador no logre el 40 por ciento  de votos válidos y la distancia de 10 por ciento  entre el primero y el segundo; la aplicación del principio de paridad y alternancia entre varones y mujeres en la conformación de listas de candidatos, así como la elección de 272 asambleístas, de los cuales 25 son escaños especiales reservados para la representación de los Pueblos indígenas Originario Campesinos (PIOC) minoritarios asentados en ocho de los nueve departamentos, cuya elección se basa en procedimientos propios y supeditados a los principios de equivalencia de género. El siguiente cuadro refleja la relación de PIOC representados por departamento.

Los Gobiernos Autónomos Municipales (GAM) tienen larga data. Se restituyeron y consolidaron como instancia autónoma local, una vez instaurada la democracia en la década de los 80, para ampliarse a un número de 311 municipios reconocidos como la base de la organización territorial del Estado a partir de 1995 cuando entró en vigencia la Ley de Participación Popular. Esta última norma, además de descentralizar el poder tuvo un gran impacto redistributivo de los recursos fiscales integrando las áreas rurales y urbanas del país a la circunscripción municipal antes reservada a algunas ciudades capitales y localidades intermedias. El alcalde es electo por simple mayoría y la asignación de escaños en la instancia legislativa de los Concejos municipales se funda en el sistema proporcional de lista cerrada de candidaturas conformadas paritaria y alternadamente por varones y mujeres.

Por otra parte, para el evento electoral de marzo, se ha oficializado el registro de 121 organizaciones políticas[3] y/o alianzas prelectorales en los 9 departamentos, correspondiendo 16 al Departamento de Chuquisaca, 34 a La Paz, 17 a Cochabamba, 19 a Oruro, 20 a Potosí, 13 a Tarija, 34 a Santa Cruz, 14 a Beni y 9 a Pando. Solo el Movimiento al Socialismo (MAS) ha presentado candidatos en la totalidad de circunscripciones departamentales y municipales del país. Partido que, en las pasadas elecciones generales, logró un 55 por ciento del respaldo electoral ratificando su condición de partido predominante de un sistema de partidos en el cual el bloque de organizaciones opositoras es altamente fragmentado y volátil en su comportamiento electoral desde el año 2006, cuando se produjo el colapso de sistema de partidos multipartidario y competitivo del primer ciclo democrático. Ahora bien, según el Órgano Electoral, las organizaciones políticas habilitadas han registraron a 20.337 candidaturas, entre ellos a 11.173 como titulares y 9.164 como suplentes. El departamento con mayor número de candidatos fue La Paz seguido por Santa Cruz y Cochabamba, departamentos con mayor peso demográfico en el país.

Otro aspecto que llama la atención se refiere al cumplimiento del principio de paridad y alternancia en la representación política como componente clave, pero no exclusivo de la democracia paritaria como horizonte de transformación a alcanzar. Si bien en términos generales se respetan las rigurosas disposiciones reglamentarias en lo que concierne a la conformación de listas para los órganos legislativos y deliberantes, estas no aplican para candidaturas a cargos ejecutivos de alcaldes o gobernadores. Lo cierto es que es aún bajo el porcentaje de mujeres que aspiran a candidaturas correspondientes al órgano ejecutivo. En efecto, de un total de 1.733 candidaturas a las alcaldías, solo 14 por ciento corresponden a mujeres, y en el caso de candidaturas a la gobernación solo el 8 por ciento corresponde a mujeres. Si bien Bolivia ha sido un país pionero en viabilizar y hacer efectivo el cumplimiento de principio paritario, aun la participación de las mujeres opera en un contexto patriarcal y adverso, con manifestaciones que vulneran los derechos políticos de las mismas, razón por la que Bolivia lideró el tratamiento de la emblemática Ley Contra el Acoso y Violencia Política hacia las mujeres. La siguiente gráfica refleja el incremento progresivo del porcentaje de mujeres en los órganos deliberantes y legislativos de los tres niveles de la organización territorial del Estado con autonomías. Es previsible que en las venideras elecciones los resultados aseguren porcentajes cercanos o que supere la composición paritaria de las instancias deliberantes.

Otras consideraciones pertinentes.

Del análisis comparado sobre el comportamiento electoral de las elecciones subnacionales de los años 2010 y 2015 respecto al observado en los comicios de alcance nacional, es posible inferir algunas consideraciones pertinentes para el presente caso.

La reciente victoria del MAS en las elecciones nacionales de 2020, podría constituir un impulso suficiente para mejorar su desempeño electoral en pasadas elecciones sub nacionales; sin embargo, es previsible que este marzo los resultados reediten el comportamiento electoral autónomo y las incongruencias multinivel observadas en el pasado. En ellas se reportaron diferencias significativas respecto a la votación histórica obtenida por el MAS como partido dominante en las elecciones nacionales precedentes.[4] En efecto, en 2014, el MAS obtuvo el 61 por ciento de la votación nacional asegurando el control de dos tercios en la Asamblea Legislativa Plurinacional, mientras que, en 2015 en la elección de gobernaciones sumó el 41,79 por ciento de la votación nacional y un 38,8 por ciento en la votación para el nivel municipal. En 2015 el MAS, obtuvo holgadas victorias para conducir las gobernaciones en Oruro, Cochabamba, Pando y Potosí y, ajustados y hasta polémicos primeros lugares en Chuquisaca y el departamento del Beni. Mientras que el bloque opositor al partido predominante repitió victorias en Santa Cruz, Tarija, y sorpresivamente en el departamento de La Paz. Esta por confirmarse si esta tendencia se reeditará el próximo marzo.

En 2015 el MAS confirmó su presencia hegemónica en 260 municipios predominantemente rurales y en ciudades intermedias, de los 339 existentes en el país. Comportamiento que permite destacar la gravitación política del clivaje urbano/rural en la geografía electoral y en la representación política sub-nacional, particularmente en departamentos como La Paz, Cochabamba, Oruro y Chuquisaca. Sin embargo, al MAS no le ha sido fácil consolidar primeros lugares en al menos ocho de las nueve capitales de los departamentos más poblados, perdiendo incluso en la ciudad de El Alto, bastión electoral que en comicios nacionales lo favoreció con votaciones superiores al 70 por ciento. Existe suficiente información para prever un significativo giro adverso al partido predominante en El Alto y en el departamento de La Paz, así como en Oruro, Potosí y Chuquisaca debido a fisuras producidas al interior de la compleja red de organizaciones sociales constitutivas del MAS. En este caso destaca la candidatura a la alcaldía alteña de Eva Copa, disidente del MAS y ex presidente del Senado durante el accidentado gobierno de transición que siguió a la crisis post electoral del año 2019. Es previsible que similar tendencia se registre en otras circunscripciones municipales o departamentales.

Otra particularidad observada de las elecciones sub-nacionales es la importante presencia –más visible que a nivel nacional– del pluralismo étnico cultural a partir de la incorporación transversal a todas las fuerzas políticas, de liderazgos con matriz indígena originaria campesina. Por otra parte, el bloque de organizaciones políticas o frentes contrarios al MAS, sigue experimentando una gran fragmentación y una precaria organización que se acentúa a nivel subnacional. Llama la atención la declinación de partidos como de Demócratas y Unidad Nacional, relevantes a nivel nacional en el pasado, los cuales en las últimas elecciones nacionales perdieron toda presencia en el ámbito de la representación nacional, lo que probablemente se refleje en su desempeño sub nacional. Es probable que esta fragilidad también se manifieste en la alianza Comunidad Ciudadana que no termina de consolidarse como fuerza emergente de renovación política, pese a la importante votación nacional lograda tanto en las elecciones frustradas de 2019 como de 2020.

Finalmente, a modo de cierre, conviene señalar que las previsibles incongruencias multinivel que reporten los resultados de las elecciones sub nacionales de marzo respecto a las pasadas elecciones nacionales, neutralicen la aparente faz monolítica favorable al MAS como partido gobernante y concentrador del poder político. En este marco, se avizora un espacio de oportunidad para la configuración plural multinivel del sistema político, no obstante, la débil articulación del bloque de oposiciones, esperando favorezca a un relacionamiento Inter gubernativo más colaborativo y plural, y por tanto menos polarizador entre el MAS Y las distintas fuerzas políticas alternativas. En otras palabras, cabe subrayar que, pese a la fragmentación y débil irradiación territorial de las fuerzas opositoras, estas representan parte significativa de la voluntad popular con miras a la configuración y coexistencia democrática de los distintos actores en la geografía política boliviana.

 

[1] En esta breve caracterización del proceso electoral en ciernes, no se ha referido con detalle al complejo y diferenciado régimen electoral predominantemente mixto y paralelo aplicable a la constitución de gobiernos departamentales y al efecto distorsionador del principio de proporcionalidad en la asignación de escaños. En todo caso este es un elemento que probablemente llame la atención a los interesados en esta temática.

(*) La autora es Psicóloga y magister en ciencia política, con estudios de post grado en Genero y Desarrollo. Fue Senadora y Diputada entre 1997 y 2006. Fundadora del Foro político de Mujeres y ONG feministas, promotora de la legislación paritaria en Bolivia.  Desde el 2006, es docente itinerante, consultora de ONU Mujeres, Idea y PNUD, entre otras organizaciones. Fue miembro honorario del Tribunal Nacional de Ética periodística (2015-2018) Tiene publicaciones en prensa y revistas especializada.

[2]Constitucionalmente y conforme a la Ley Marco de Autonomías y Descentralización, el Estado Plurinacional esta territorial y políticamente organizado en tres niveles autónomos de gobierno subnacional: El departamental (GAD) , el municipal  (GAM) electos mediante sufragio universal y secreto, y un  último nivel correspondiente a las Autonomías Indígenas Originarias Campesinas (AIOC) cuya constitución y conformación se funda en procedimiento propios definidos en sus respectivos estatutos autonómicos. A la fecha es reducido (tres) el número de AIOC consolidadas como parte de la democracia intercultural (representativa, participativa y comunitarias) del Estado plurinacional.

[3] El Artículo 209 de la Constitución Politica del Estado, dispone que las candidaturas a cargos públicos electivos serán postuladas a través de las Organizaciones de las Naciones y Pueblos Indígena Originario Campesinos – ONPIOC, mediante procedimientos propios; de las Agrupaciones Ciudadanas y los Partidos Políticos que compiten en elecciones y canalizan autoridades electas mediante voto universal, individual y secreto. La ley 1690 de Organizaciones Políticas (2018) regula la constitución funcionamiento y democracia interna de las organizaciones políticas, como parte del sistema de representación política y de la democracia intercultural y paritaria en el Estado Plurinacional de Bolivia. Las Agrupaciones Ciudadanas pueden habilitarse a nivel departamental e inclusive en circunscripciones municipales limitadas.

[4] Zegada, M. T., & Brockmann, E. (2016). Autonomías departamentales en Bolivia: hacia la consolidación de un sistema político multinivel. Revista Uruguaya De Ciencia Política25(1), 39-61.

 

Erika Brockmann Quiroga

Psicóloga y magister en ciencia política, con estudios de post grado en Genero y Desarrollo. Fue Senadora y Diputada entre 1997 y 2006. Fundadora del Foro político de Mujeres y ONG feministas, promotora de la legislación paritaria en Bolivia. Desde el 2006, es docente itinerante, consultora de ONU Mujeres, Idea y PNUD, entre otras organizaciones. Fue miembro honorario del Tribunal Nacional de Ética periodística (2015-2018) Tiene publicaciones en prensa y revistas especializada.