Detalle de las medidas de prevención adoptadas por las autoridades electorales para garantizar el desenvolvimiento cuidado del proceso comicial.

La democracia moderna solo es concebible en asociación con elecciones libres, auténticas y periódicas, las cuales representan un espacio público para que la ciudadanía pueda ejercer su derecho al voto y, de manera privilegiada, vincularse con la política.

El pasado 6 de junio se realizó la jornada electoral más grande en la historia de México, además de la elección de 500 diputaciones a nivel federal, en las 32 entidades del país se llevaron a cabo elecciones estatales para los cargos de gubernaturas, ayuntamientos y diputaciones locales.

El Estado de México fue parte de esta fiesta cívica nacional. Con el Padrón Electoral y la Lista Nominal más grande del país –más de 12 millones de mexiquenses-, con el acompañamiento de una compleja coordinación logística y de una intensa participación política, coordinados por el Instituto Electoral del Estado de México “IEEM”, 12.376.517 personas tuvieron la oportunidad de ejercer su voto para elegir 45 diputaciones por el principio de mayoría relativa y 30 por el de representación proporcional, así como 1.227 cargos de integrantes de los 125 ayuntamientos, con lo que se refrendó la tradición democrática en esta entidad.

A través de los procesos electorales se da legitimidad a los gobiernos que derivan de ellas, con respeto al Estado de Derecho, en el marco del orden y paz social, escuchando con respeto la decisión de la mayoría sin perder de vista la importancia de las minorías, dentro de una convivencia armónica y sana, que nos unifica a todas y a todos y se erradica cualquier forma de violencia indeseable para la población. Dada la actual situación sanitaria, un deber más de las autoridades electorales radicaba en garantizar además del derecho a votar, el derecho a la salud. Se trató de un proceso electoral distinto a los anteriores, por los múltiples retos que se afrontaron con motivo de la pandemia provocada por la COVID-19. Lo que llevó al IEEM a aprovechar, en mayor medida, las Tecnologías de la Información y Comunicación a través de sesiones y reuniones de trabajo a distancia, concursos para la integración de las Juntas y Consejos Distritales y Municipales, registro de candidaturas y aspirantes a candidaturas independientes, para la contratación de Supervisores Asistentes Electorales Locales y Capacitadores Asistentes Electorales locales, además del uso generalizado de recursos informáticos en la realización de prácticamente todas sus actividades.

Para que el pasado proceso electoral y la propia jornada tuvieran el éxito deseado -el cual afortunadamente fue alcanzado-, se hizo necesario realizar esfuerzos adicionales a los de cada proceso. En el IEEM se llevó a cabo la implementación de protocolos sanitarios tanto en órganos centrales como en sus 170 órganos desconcentrados (45 distritales y 125 municipales). Existió una excelente coordinación entre el Instituto Electoral del Estado de México y el Instituto Nacional Electoral, entre otros temas, respecto de la implementación de medidas de seguridad en materia sanitaria en cada una de las 20.034 casillas que fueron instaladas, para que la ciudadanía pudiera emitir su voto con la mayor seguridad posible.

Las medidas de seguridad fueron difundidas por redes sociales, medios de comunicación y mediante carteles a fin de que todos los actores involucrados en el desarrollo de la jornada electoral y, sobre todo la ciudadanía, tuvieran conocimiento.

Las medidas de seguridad consistieron, por mencionar algunos ejemplos, en el uso obligatorio de cubre bocas incluyendo, por supuesto, también al electorado; a quienes se presentaron a votar sin él, se les proporcionó uno, además, a las y los funcionarios de mesa directiva de casilla se les proporcionó una careta protectora.

Por obvias razones, la limpieza fue un tema que se cuidó sobremanera, hubo operativos de limpieza y desinfección de las casillas; se proporcionó gel antibacterial, de por lo menos un 70% de alcohol, para higienizar de manera constante las manos de los asistentes a la casilla, se desinfectaron de manera periódica las superficies así como los materiales electorales utilizados (marcadora de credencial, contenedor del líquido indeleble) y se procuró realizar una sanitización de la casilla al menos cada tres horas.

En la infraestructura de la casilla se retiraron las cortinillas del cancel electoral para mantener ventilada la zona; el acceso fue controlado, permitiendo un máximo de sólo dos electores dentro de la casilla y se les pidió acceder sin acompañantes –salvo los casos especiales que por necesidad del electorado requirieran el apoyo de alguna persona de su confianza para emitir su voto-, por supuesto, a los grupos vulnerables se les dio prioridad en la fila para pasar a sufragar.

Algunas otras medidas fueron la colocación de señalizaciones en el piso para respetar por lo menos 1.5 metros de distancia, se solicitó no ingerir alimentos dentro de la casilla, llevar su propio bolígrafo o marcador para evitar compartir objetos y con el fin de evitar conglomeraciones al final de la jornada, se les invito a consultar los resultados a través de los difusores del Programa de Resultados Electorales Preliminares “PREP”.

En cuanto a la operación e interacción de las y los funcionarios de la mesa directiva de casilla con las personas que asistieron a votar se cuidó que no hubiera contacto ni intercambio de objetos, para ello hubo también un protocolo para el tratamiento de la credencial para votar en la casilla.

Antes de votar la o el elector tuvo solo que mostrar su credencial a la o el Presidente de Casilla, evitando la práctica tradicional que era entregar la credencial. Después de votar el funcionario de casilla, colocaba la pinza sobre la mesa y solicitaba al elector que colocara su credencial en la punta de la marcadora; una vez que esté colocada la pinza en la franja donde se debe marcar, el funcionario de casilla tenía que oprimir la pinza, mientras el elector sujetaba su credencial, finalmente el elector retiraba su credencial de la marcadora, disponiendo de ella y evitando así por completo el intercambio y el contacto entre funcionarios y electorado.

Gracias a todos estos protocolos, pero sobre todo al cuidado que puso la ciudadanía seleccionada para ser funcionaria de mesa directiva de casilla y, por supuesto, a las y los más de seis millones de electores que depositaron su voto en las casillas instaladas en el Estado de México, superando con ello el 54 por ciento de participación, podemos decir que fue una jornada ejemplar. Algo sumamente satisfactorio fue que después del 6 de junio no hubo un incremento en los índices de contagios de COVID-19 ni en el Estado de México como tampoco lo hubo a nivel nacional.

Para el grado de polarización política, el que fuera una elección intermedia, los niveles de inseguridad por los que estamos atravesando y, sobre todo, el temor generalizado en la población a contagiarse de COVID, independientemente de los resultados electorales, la gran alternancia que existió tanto en lo legislativo como en los ayuntamientos, se puede afirmar que tanto el proceso como la jornada electoral a nivel nacional, pero en especial, la elección local del Estado de México, fue por demás, cien por ciento satisfactoria, demostrando que, cuando de verdad se quieren hacer bien las cosas y existe un real compromiso, sí se puede.

Moraleja: si no saben cómo y quieren, a pesar de la pandemia u otros contratiempos, hacer bien las cosas, acérquense a las autoridades electorales para aprender.

 

Diego García Vélez

Lic. en Administración de Empresas, con Maestría en Administración Electoral. Actualmente cursa la Licenciatura en Derecho. Cuenta con diversos diplomados, cursos y talleres en materias de Administración Pública, Responsabilidades Administrativas, Electoral y de Alta Dirección. Desde 2014 es Secretario Particular de la Presidencia del Consejo General del Instituto Electoral del Estado de México y participa en Órganos Colegiados como el Comité de Transparencia y preside el Subcomité de Gobierno Digital. De 2008 a 2014 colaboró en el Instituto Electoral del entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México como Subcontralor de Auditoría y Subcontralor de Normatividad y Atención Ciudadana. Articulista y columnista de medios como el periódico El Universal, las Revista SIGNUM Comunicación Política, Ayuntamientos de México y los sitios de Internet SDP, Mexican Times, entre otros. Integra la Junta Directiva de la CAOESTE en tanto representante de México.