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Transparencia Electoral reconoce a la ciudadanía argentina por nueva jornada cívica y democrática

El pasado domingo, 19 de noviembre, se llevó a cabo la segunda vuelta presidencial entre Sergio Massa y Javier Milei. Desde que está contemplado, es la segunda vez que se llega a recurrir a este mecanismo constitucional para determinar quién ejercerá la Presidencia Argentina. Una vez más, los resultados provisorios fueron publicados la misma noche de la jornada electoral y fueron reconocidos por todos los actores.

Desde Transparencia Electoral, se reconoce al electorado, pero sobre todo a las autoridades de mesa, fiscales partidarios, cuerpos de seguridad y demás actores que forman parte de la organización de estos comicios, y que en su inmensa mayoría cumplieron con su deber constitucional y cívico.

Este es también un reconocimiento de la carga que el actual sistema electoral impone sobre estos ciudadanos y ciudadanas, que en distritos de alta integridad y baja conflictividad ven su trabajo y derechos garantizados, pero que en otros, como Santiago del Estero, Formosa, Tucumán y algunas zonas del Conurbano bonaerense, deben hacer un esfuerzo importante para defenderlos.

La noción de que la fiscalización que ejercen los partidos se lleva a cabo en armonía y sin dificultades, y que con eso se garantiza el proceso electoral, se ve desmentida con episodios como los de este domingo en La Matanza y José C. Paz (Provincia de Buenos Aires), en los que fiscales de la oposición resistieron amenazas y agresiones durante la jornada para poder hacer su trabajo.

De manera que, aunque fue una jornada en su mayoría pacífica, estos episodios de violencia siguen repitiéndose, sin la intervención de las fuerzas de seguridad.

Durante todo el proceso electoral se expresó preocupación por distintos aspectos que generan fragilidad y vulnerabilidad en el actual sistema electoral: la inacción institucional ante el abuso de recursos públicos en la campaña oficial; las narrativas de fraude producto de los vacíos de información y las debilidades del sistema; las dificultades para ejercer acompañamiento cívico; la falta de medidas para facilitar el voto de residentes en el extranjero; y finalmente, un sistema de boleta partidaria que implica riesgos y un esfuerzo titánico por parte de los partidos políticos para que su oferta este disponible y el derecho del elector a votar por quien considere sea respetado.

Es necesaria una reforma electoral que permita mejorar los controles cruzados, implementar la boleta única de papel, incorporar la observación electoral nacional e internacional, y permitir la contraloría ciudadana, con una mayor participación de la sociedad civil. El sistema electoral actual no resiste otra prueba de stress. En 2024, Transparencia Electoral seguirá trabajando para promover un sistema electoral más equitativo, transparente e íntegro para toda la Argentina.

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