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Rumbo a las elecciones presidenciales de Venezuela: ¿qué pasó esta semana? (15 al 19 de julio)

Nos acercamos a la última semana antes de las elecciones presidenciales de Venezuela, que tendrán lugar este 28 de julio de 2024. Los votantes venezolanos deben acudir a las urnas a elegir a su presidente por el período 2025-2031, y a lo largo de la última semana, muchos eventos han marcado el acercamiento a este proceso.

En principio, como siempre, no podemos dejar de resaltar la opacidad en el manejo de la administración del proceso por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE) que preside Elvis Amoroso. Expertos consideran que el CNE tiene casi todo listo para la realización de la votación desde un punto de vista técnico, con un sistema automatizado, verificado y en buen estado. Sin embargo, muchos critican la falta de información oportuna y detallada sobre el cronograma electoral, así como la ausencia de una campaña informativa adecuada para orientar a los votantes.

En la primera mitad del mes de julio, el CNE realizó las auditorías del software de totalización, siguen en proceso las auditorías de la infraestructura tecnológica electoral en la que son examinados los equipos y medios de transmisión utilizados para el viaje de los votos emitidos desde los equipos de votación y el Centro Nacional de Totalización, así como la auditoría de producción de las más de 30.000 máquinas de votación. Quedan pendientes la auditoría del predespacho para el 21 de julio, la de Puesta a Cero de los Centros Nacionales de Totalización el 26 de julio y la de Telecomunicaciones Fase I el 27 de julio, día antes de los comicios.

La falta de comunicación del CNE sobre auditorías y preparativos, a pesar de haber realizado varias de ellas, continúa generando desconfianza a la par que sus autoridades continúan exhibiendo posturas que refuerzan la imagen de que el organismo está fuertemente controlado por el oficialismo. El rector representante de los partidos opositores, Juan Carlos Delpino, ha mantenido una postura crítica con la presidencia de Amoroso, acusándolo de decisiones unilaterales. Sin embargo, reafirmó al principio de la semana la transparencia del sistema electoral. Delpino criticó también el accionar del Estado a la hora de tratar la campaña electoral, denunciando su persistencia en impedir el normal desarrollo de la misma.

Es que la represión contra militantes y dirigentes de la Plataforma Unitaria, principal coalición opositora liderada por María Corina Machado y que postula como candidato presidencial a Edmundo González Urrutia, se continúa acrecentando conforme se acerca el día de las elecciones. En las dos semanas desde el inicio oficial de la campaña electoral el 4 de julio, las ONG Laboratorio de Paz y Justicia Verdad Venezuela reportaron veinte casos de violación a la libertad de expresión e información, así como el bloqueo de cuatro plataformas de información digital. Asimismo, continúan produciéndose arrestos arbitrarios.

El 17 de julio, María Corina Machado emitió una alerta pública, advirtiendo de una escalada represiva en contra de su equipo. Su jefe de seguridad, Milciades Ávila, fue “detenido” (de manera ilegal), con funcionarios del régimen ingresando a la fuerza en el domicilio en el que se encontraba. Al día siguiente, Machado y su equipo denunciaron a través de redes sociales que sus vehículos fueron objeto de vandalismo y que sus frenos habían sido cortados. Ávila fue puesto en libertad el mismo 18 de julio tras recibir una medida cautelar que contempla la presentación cada treinta días ante un tribunal de Maracay. Machado atribuyó estos ataques a un “desespero” por parte del oficialismo ante el crecimiento del respaldo a la oposición. El total de detenciones arbitrarias vinculadas al proceso electoral ha sido de 102, 77 de las cuales han tenido lugar en las últimas dos semanas.


Los últimos días han visto el surgimiento de la esperable “guerra de encuestas”, presente en cualquier elección, pero que en un país donde hace décadas que las elecciones están cargadas de crispación política y dudas sobre su administración cobran otro cariz. La mayor parte de las encuestas más confiables coinciden en que el aspirante de la Plataforma Unitaria, González, goza de un amplio respaldo y aventaja al presidente Nicolás Maduro por una diferencia de entre veinte y treinta puntos porcentuales. Asimismo, se han reportado una serie de encuestas por parte de consultoras de dudosa vinculación y escaso respaldo metodológico que otorgan la ventaja a Maduro, por márgenes muy similares a los que González lo supera en las otras.

Estas encuestas dudosas también adjudican, ocasionalmente, una cantidad de votos exagerada a los otros ocho candidatos presidenciales, los cuales son postulados (en gran medida) por partidos intervenidos por el poder judicial controlado por el régimen. Las figuras de dirigentes “díscolos” de partidos de la oposición que se desmarcan de la candidatura de González (a contramano con la mayoría del aparato militante y humano de la misma), han cobrado cierta trascendencia esta semana cuando Carlos Prosperi, que fue el principal retador de María Corina Machado en las primarias de la coalición como candidato del partido Acción Democrática (recibiendo únicamente el 4% de los votos), anunció públicamente su respaldo a Maduro.


Durante la mayor parte de la campaña y la organización del proceso, el régimen de Maduro denunció complots en su contra y criticó a González por su negativa a firmar un documento emitido por el CNE en el que se comprometiera incondicionalmente a reconocer los resultados que éste publicara. En un giro muy curioso, sin embargo, Maduro ha comenzado a disparar alarmas sobre la probabilidad de que termine siendo él mismo el que no reconozca un resultado adverso. En los últimos dos días emitió públicamente, durante un acto en Caracas, una serie de amenazas casi abiertas, afirmando que su derrota conduciría a “una guerra civil fratricida” o un “baño de sangre”.

Nos vemos en la próxima entrega de Rumbo a las elecciones presidenciales de Venezuela: ¿qué pasó esta semana? 

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