El Modelo de Observación Electoral Ruso en Países Democráticos y Autoritarios
Los regímenes autoritarios y dictatoriales, recientemente, están implementando misiones de observación electoral tanto a países democráticos, como a autoritarios. Últimamente, en el caso de Rusia ha celebrado elecciones en territorios ocupados militarmente (Ucrania), por tanto, legalmente están fuera del dominio de la soberanía del Estado ruso.
Las misiones de observación electoral rusas en las exrepúblicas soviéticas siguen teniendo la misma lógica de países bajo la órbita colonial soviética. Estas misiones observaciones electorales quieren tener un paralelismo con la observación electoral que hacen Estados Unidos y Europa en América Latina y África. Los líderes rusos (post soviéticos) lamentan en sus discursos que Estados Unidos y la Unión Europea ignoren los intereses de Rusia en los antiguos territorios de la URSS. Por tanto, utilizan estos argumentos para justificar que el Kremlin mantenga su presencia en América Latina como acción recíproca a la actuación de Estados Unidos en el área de influencia rusa.
Desde esa perspectiva, el envío de misiones de observación rusas al hemisferio occidental puede ser considerado una respuesta a la presencia de observadores occidentales, y de rechazo a Estados Unidos, en las elecciones de Ucrania y Bielorrusia. La segunda motivación rusa es utilizar estas misiones como herramienta de poder incisivo (sharp power), definido como “esfuerzos de influencia autoritarios para penetrar y perforar los entornos políticos y de información de los países objetivo”. Esto permite que la Rusia de Putin legitime las actuaciones de los gobiernos autoritarios en el contexto de elecciones cuestionadas.
Este enfoque ruso da contexto, para preguntarse, cuál es el papel que juegan los funcionarios electorales de países no democráticos en países democráticos. Este es el caso de Pavel Andreev, de la Comisión Electoral de Rusia, como Observador Electoral acreditado en las elecciones de Brasil. Son funcionarios como él, los que impulsan la presión normativa (observación electoral como norma), reciprocidad simbólica (alternativa con respecto a Estados Unidos), legitimación de regímenes aliados autoritarios, poder incisivo (sharp power) y fuente para la cobertura mediática.
Esa motivación se concretiza en acciones como la de presentar a Rusia como país que apoya las normas de elecciones democráticas; enviar misiones a América Latina como contraparte a la observación de Estados Unidos y Europa; certificar las elecciones impugnadas en los países aliados de Rusia en la región; utilizar estas misiones como una herramienta de poder agudo; y, proporcionar cobertura mediática al despliegue de observación ruso en los medios de comunicación rusos y latinoamericanos.
Este modelo de observación electoral (que se podría definir más como acompañamiento a países “aliados”) ha sido desarrollado por Rusia en varias áreas del mundo, especialmente, en América Latina. Contrasta con el modelo de observación electoral impulsado por las Naciones Unidas, las democracias del mundo y los organismos independientes de observación electoral.