La ampliación democrática encuentra en la inclusión de ciudadanos pertenecientes a pueblos originarios a través de mecanismos que respetan la proporcionalidad de la representación uno de los avances a los que tiende la reforma constitucional de 2009, aunque existen otros retos que deberán afrontarse.

Bolivia va a elecciones de autoridades departamentales, regionales y municipales. Este 7 de marzo, elegiremos 4.962 nuevas autoridades entre titulares y suplentes, que conformarán 9 gobiernos autónomos departamentales, 336 gobiernos autónomos municipales y uno regional[1] del Chaco Boliviano. El régimen electoral para gobiernos autónomos en Bolivia es nuevo y aun en vías de ser perfeccionado, quedan muchos detalles sobre los que trabajar, como la proporcionalidad entre representantes de poblaciones pequeñas y las grandes urbes, entre otras. Sin embargo, este diseño electoral ha significado importantes avances y esfuerzos de inclusión, que reconoce usos y costumbres de pueblos originarios, para fortalecer la democracia boliviana.

En 2019, cuando los y las bolivianas logramos salir de aquella crisis a través de la sucesión constitucional, se aprobó la Ley Excepcional de Prórroga de Mandato de Autoridades Electas[2], que incluyó a los miembros de la Asamblea Legislativa Plurinacional y a las autoridades de los gobiernos autónomos municipales, departamentales y el regional del Gran Chaco. Paralelamente, también se reemplazó a los vocales del Tribunal Supremo Electoral y de todos los Tribunales Electorales Departamentales, lo que requirió de un enorme esfuerzo para la reorganización del Órgano Electoral Plurinacional.

Con autoridades nuevas, acudimos a las Elecciones Generales 2020, 120 días después de ese proceso, cuyos resultados contaron con la aceptación de gran parte de la ciudadanía, nos disponemos a dar este siguiente paso en medio de una coyuntura compleja, no sólo por la pandemia y la consecuente crisis sanitaria y económica, sino por la complicación propia de tener diseños electorales particulares para cada departamento del país. Ahora, son los órganos electorales departamentales (TEDs) los que toman el protagonismo coordinados y el órgano electoral nacional.

¿Cómo llegamos a este nuevo proceso, en términos de condiciones y capacidades? Varias organizaciones de La sociedad civil boliviana hicieron un esfuerzo importante para acompañar y observar el proceso electoral 2020, buscando contribuir a la integridad de esa elección, pero, además, con el objetivo claro de fortalecer, desde lo que le corresponde a la sociedad civil, la credibilidad y confianza en la institucionalidad electoral. Acompañamos, observamos y alertamos sobre las debilidades del proceso, no solo para obtener los datos de integridad de esa histórica elección, sino para construir puntos de partida para mejorar. Como siempre, la conclusión fue que hay mucho trabajo por hacer y con el proceso electoral 2021 en puertas, debían tomarse medidas inmediatas.

Sin duda no podían, ni pueden hoy, dejarse de lado las consideraciones especiales a las “elecciones en pandemia”, evidente elemento estresor del sistema de administración electoral que puso a prueba a las autoridades y a la ciudadanía. No sólo debían generarse condiciones para garantizar el ejercicio de derecho al voto sino, debíamos, como ciudadanía, adaptarnos para cumplir con el voto, que en Bolivia es constitucionalmente obligatorio, pero, que se hacía indispensable para superar la crítica situación derivada de las elecciones anuladas en 2019.

Entonces, se desarrollaron simulacros para poner a prueba los protocolos de bioseguridad, que se mejoraron y aplicaron en gran medida, no sólo durante la jornada de votación, sino, durante la etapa pre-electoral y posteriormente en el cómputo. Se informó a la ciudadanía, se promovió la asistencia a votar y el cumplimiento del deber ciudadano de ser jurado electoral[3]. El ausentismo en 2020 fue de tan solo 13%[4], menor al promedio que se tenía hasta la fecha y los jurados electorales cumplieron su responsabilidad ciudadana en porcentaje similar.

¿Estaban todos los Jurados Electorales titulares designados en el momento de apertura de la Mesa? *

 

Fuente: Informe de acompañamiento electoral OCD – Bolivia[5]

La jornada de votación no tuvo incidencia en la pandemia[6] y ese fue otro éxito del proceso. El miedo fue superado, no por coincidencia, detrás hubo mucho trabajo de autoridades electorales y de la ciudadanía. Hoy eso debe contarse como bien acumulado que necesita reforzarse para encarar un proceso que tiene menos ojos observándolo y que presenta dificultades diferentes, pero no menores.

Los desafíos técnicos en el diseño de tres tipos de papeletas para los distintos niveles de gobierno no son sólo para las autoridades electorales sino para las y los electores que deben familiarizarse con las papeletas y para la sociedad civil organizada que busca incidir en la participación electoral informada. A Ello se suma el cómputo que será de gran exigencia para los TEDs y pone a prueba nuevamente la fortaleza y confianza en el Órgano Electoral, que apostó por concentrarse, como en el proceso anterior, en el cómputo oficial sin transmisión de resultados preliminares.

Las organizaciones políticas tienen retos propios para la gestión de sus campañas, en medio de las noticias falsas, las redes sociales con dinámicas de alta competencia por la atención del electorado, problemas urgentes que demandan toda la atención ciudadana y, un reto que me parece importante resaltar, la organización e implementación de sus planes de control electoral partidario de la jornada de votación y las de cómputo, el reclutamiento y movilización de delegados, mostró dificultades ya en el proceso 2020.

Pero hay otro tipo de dificultades con las que este proceso debe lidiar y que no son técnicas sino políticas; la crisis del sistema de representación, las organizaciones políticas debilitadas, que no cuentan con una militancia sólida, que tampoco han renovado sus liderazgos y, en general son poco inclusivas[7]. Llama la atención que, en el actual proceso electoral, alrededor de 40 municipios[8] llegarán al día de votación con una sola candidatura y la normativa boliviana no contempla un tratamiento específico en este sentido, por lo que el análisis debe abrirse.

En conclusión, aún hay mucho por hacer, el Órgano Electoral debe seguir trabajando para  garantizar elecciones justas, transparentes, competitivas, que de ellas emanen gobiernos legítimos, para lograrlo Bolivia deberá repensar o fortalecer el sistema de organizaciones políticas, revisando las condiciones para el ejercicio del derecho a ser elegido, una reforma electoral que contemple a la justicia electoral como materia prioritaria, el rediseño y ajuste de circunscripciones en función del crecimiento poblacional (se deber realizar un censo de población el próximo año), entre otras materias pendientes y urgentes.

Mientras tanto, las organizaciones de sociedad civil haremos nuestra parte, acompañando y haciendo propuestas constructivas.

 

Marco normativo consultado

  • Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia
  • Ley No. 018 de 16 de junio de 2010, Ley del Órgano Electoral Plurinacional
  • Ley No. 026 de 30 de junio de 2010, Ley de Régimen Electoral
  • Ley de Régimen Excepcional y Transitorio para la Realización de Elección de Autoridades Políticas Departamentales, Regionales y Municipales 2021.

 

[1] https://fuentedirecta.oep.org.bo/noticia/que-elegiremos-el-7-de-marzo/

[2] Ley 1270 de 20 de enero de 2020

[3] En Bolivia, la administración de las mesas de sufragio está a cargo de ciudadanos y ciudadanas que fueron sorteados para ser jurados electorales. Su responsabilidad es administrar la mesa, hacer el escrutinio y conteo de votos, llenado de actas electorales y entrega de documentos electorales. En el proceso electoral 2020, también fueron responsables del cumplimiento de las medidas de bioseguridad en la mesa de sufragio.

[4]https://www.opinion.com.bo/articulo/escenario-politico1/ausentismo-debajo-promedio-14-registrado-2002/20201020133924792060.html

[5] https://ocdbolivia.org/procesos-electorales/observacion-ciudadana/observacion-ciudadana-2020

[6] https://correodelsur.com/politica/20201116_tse-dice-que-elecciones-no-tuvieron-impacto-en-la-pandemia-y-pide-no-especular-con-subnacionales.html

[7] https://www.noticiasfides.com/nacional/politica/subnacionales-de-2004-candidatos-para-cargos-ejecutivos-en-bolivia-el-16-son-mujeres–407627

[8] Dato parcial por estar vigente el proceso.

 

Violeta van der Valk T.

Formación académica en Ciencias Políticas y Administración Pública, tiene diplomado en gestión pública autonómica. A partir del 2008 hasta el 2012 trabajó en desarrollo municipal promoviendo espacios de coordinación público – privado en temas de medio ambiente, turismo, reactivación económica y transparencia en la gestión municipal. Desde 2013 hasta la fecha se desempeña como coordinadora de proyectos en Construyendo REDES para el Desarrollo, organización sin fines de lucro que trabaja en el fortalecimiento de la institucionalidad democrática, mejorando capacidades en organizaciones de sociedad civil y facilitando alianzas estratégicas interinstitucionales para la incidencia política. En su experiencia profesional destacan la administración de alianzas interinstitucionales y multipartidarias para el diseño e implementación de políticas públicas, legislación nacional y sub-nacional, diseño e implementación de estrategias de incidencia legislativa y en políticas públicas. Actualmente es coordinadora de actividades de La Ruta de la Democracia. Ha sido co- coordinadora de la Misión de Observación “Observación Ciudadana de la Democracia (OCD – Bolivia)” durante el proceso electoral 2020, es representante de La Ruta en la Misión de Observación OCD – Bolivia 2021.