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El futuro político, hacia la moderación y el diálogo*.

Elecciones 2013

Por Liliana De Riz. Integrante de Transparencia Electoral.

Las elecciones legislativas amplificaron la derrota del kirchnerismo en las primarias de agosto.

No habrá “Cristina eterna”, no le alcanzó a la presidenta su audacia para ir por todo ni su fe en la Providencia y en su capacidad para construir la realidad como un traje a medida. Ausente de la vida pública, las consecuencias de un modo de ejercer el poder basado en la obediencia irrestricta de los funcionarios, salen a la luz y estallan las pujas dentro del gabinete. Comenzó el tramo final de su mandato. Importantes dirigentes del oficialismo fueron derrotados y cayó la intención de voto en la gran mayoría de las provincias que gobierna el kirchnerismo. Perdió en los cinco grandes distritos que reúnen el 70% del padrón electoral nacional y en las principales capitales de provincia.

Siete de cada diez electores no le dieron su voto. La sociedad reclamó un cambio y definió en las urnas las claves de la Argentina que viene: un país de diálogo y moderación; una dirigencia que destierre el odio de la política y encuentre las respuestas a los problemas que hicieron tronar las cacerolas.

Otro mapa político está en gestación. Asistiremos a realineamientos partidarios en los dos años que restan, al compás de la lucha sucesoria. La distribución de bancas que arrojaron las urnas y que deja al oficialismo con una ajustada mayoría en Diputados, y quórum propio en el Senado, puede durar poco. Previendo resultados adversos, el gobierno se apresuró a aprobar el presupuesto, la ley de emergencia económica, el impuesto al cheque … La gran dispersión territorial de las alianzas en esta elección legislativa plantea a la oposición el desafío de construir una oferta nacional, una coalición para gobernar con un programa y apoyo parlamentario a partir de 2015. El radicalismo triunfó solo o en alianzas, en seis distritos, estuvo a punto de ganar en La Rioja y Jujuy, triunfó en una docena de capitales y logró reafirmarse en el tablero nacional. Es la pieza indispensable de una coalición con socialistas y fuerzas afines que deberá construir sus liderazgos para gestar una alternativa. La experiencia de UNEN en la Capital Federal ha sido un buen comienzo.

Si la generosidad, la paciencia y la amplitud de miras predominan,se habrá logrado dar un paso más hacia un presidencialismo de coalición que deje atrás una historia de mandamases imbuidos de misiones históricas por encima del gobierno de la ley. El fallo de la Corte Suprema sobre Santiago del Estero declarando inconstitucional la pretensión de una tercera reelección señala un cambio de época.

Los liderazgos de Macri y de Massa comparten el pragmatismo y la reivindicación de la gestión, ambos hablan un lenguaje parecido que convoca a votantes jóvenes, más preocupados por la eficiencia que por la épica del discurso, y no ocultan su ambición de gobernar el país. Las fuerzas de la izquierda lograron resultados sorprendentes en algunos distritos, nutridas por el desgranamiento de votantes desencantados del “progresismo” kirchnerista. ¿Cómo enfrentará el peronismo esta lucha sucesoria ante un gobierno que conserva capacidad para vetar herederos, pero difícilmente pueda consagrar uno propio? Las urnas muestran presidenciables pero muchas novedades pueden ocurrir hasta el 2015. En política, cuando esperamos lo inevitable, suele suceder lo inesperado porque los desenlaces dependen de la acción de los líderes políticos en el marco de las restricciones que la realidad impone. Empero, el país por venir está sujeto a la manera en que la presidenta administre la transición cuando su salud le permita regresar al cargo. Éste es el interrogante que alimenta la incertidumbre de estos días. La certeza es que la sociedad exige un cambio.

 

*La autora es Doctora en Sociología, investigadora del Conicet y profesora Consulta de la UBA.

El artículo fue publicado en el diario Clarín el 29 de octubre de 2013.

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